Esta semana, un apagón afectó al sur de Europa, con España en el epicentro del incidente. Veinticuatro horas después, los trabajos continúan para devolver el suministro a algunos lugares.
Un pensamiento común entre la gente, independientemente de su ocupación, ha sido: “Esto es consecuencia de un ciberataque”. Me resulta revelador que haya una convicción tan firme pese a la total falta de información o pruebas; y no deja de ser un reflejo del clima geopolítico actual.
Y he llegado a la conclusión de que al final la causa “no importa”.
Este incidente marcará un antes y un después en la forma en que las industrias piensan sobre la ciberseguridad, haya sido un ciberataque o no. Los ciberataques y los apagones parecían cosas remotas, como criaturas míticas de leyendas. De repente, personas y empresas se han dado cuenta de que lo improbable puede suceder, que la situación actual se parece demasiado al peor escenario de un ciberataque, y que no quieren volver a vivir algo similar.
En este artículo, os compartimos algunos testimonios de nuestros clientes sobre las pérdidas provocadas por el apagón.
Y dado que nos ha tocado investigar el tema, también hemos querido añador algo de contexto sobre cómo funciona la red eléctrica y comentar algunos precedentes de apagones, tanto causados por ciberataques como por otros factores.
¿Por qué ocurren los apagones?
Los apagones se producen cuando la oferta de energía en la red no puede cubrir la demanda. Es una respuesta simple, aburrida y obvia, pero se va volviendo más interesante cuanto más profundizas en cómo funcionan las redes eléctricas.
Nos hemos dado cuenta de que es casi un milagro que tengamos electricidad estable.
Para empezar, la electricidad es volátil. En cada momento, hay que producir aproximadamente la misma cantidad de electricidad que la que demanda la red. A pequeña escala, puedes almacenar energía en baterías para usarla más tarde, por ejemplo, recogiendo energía solar durante el día para usarla por la noche. Sin embargo, esto no es viable a nivel de país, y además, añadir nuevas plantas a la red lleva tiempo si aumenta la demanda. Planificar la producción eléctrica es un desafío que requiere hacer unas previsiones meticulosas.
En segundo lugar, no toda la electricidad puede volcarse en la red. Para mantener la estabilidad, la electricidad debe mantenerse dentro de un margen estrecho de frecuencias. Cuando un proveedor eléctrico está “fuera de sincronía” con la red, se desconecta automáticamente para evitar consecuencias mayores.

Existen precedentes de apagones provocados por ciberataques, como el de 2015 en Ucrania.
Sin embargo, lo más normal es que estén causados por una serie de catastróficas desdichas. Por ejemplo, en 2021, en Texas:
- Una tormenta invernal fue más severa de lo habitual.
- Algunos generadores eléctricas se estropearon y no pudieron repararse a tiempo.
- Otras plantas se quedaron sin combustible.
- No se podían desconectar muchos servicios esenciales.

Hemos encontrado muy útiles estos vídeos de “Practical Engineering”, que explican varios apagones y cómo funciona la red eléctrica (En inglés, tienen subtítulos):
¿Fue un ciberataque lo que causó el apagón en España?
Muy probablemente, no.
Nosotros somos de la escuela de no atribuir a lo malicia lo que puede explicarse por estupidez.
Probablemente fue una serie de acontecimientos desafortunados de los que iremos sabiendo más en los próximos días. Lo que sabemos hasta ahora es que:
- La red eléctrica española funcionaba principalmente con energía solar en ese momento, lo que es más difícil de estabilizar.
- Dos fluctuaciones en la red eléctrica hicieron que muchos productores se desconectaran automáticamente.

Aunque hay muchas incógnitas, demasiadas cosas han coincidido en este incidente como para haber sido orquestadas por un solo actor malicioso. Además, la recuperación de la red fue relativamente rápida (para un apagón tan grande); un atacante probablemente habría causado más daño y prolongado la situación para aumentar el caos.
Pérdidas económicas enormes para la industria
Este incidente ha provocado pérdidas significativas en la industria, más allá de la simple interrupción de operaciones. Algunos de nuestros clientes del sector automovilístico han sido lo bastante amables como para dedicarnos unos minutos y contarnos el impacto que sufrieron y cómo se están recuperando. Aquí un resumen de sus respuestas:
¿En qué estado estaban las instalaciones en el momento del apagón?
- Estábamos en plena producción tras el fin de semana.
- Los lunes los dedicamos a planificar y coordinar, así que comenzamos sumidos en caos.
¿Cómo os afectó el apagón?
- Provocó la parada total de la maquinaria y otros equipos.
- También apagamos todos los servidores internos, por precaución, para evitar daños con el retorno de la corriente.
¿Cuál ha sido el impacto económico aproximado para el negocio?
Hemos estimado una media de 300.000 € entre las respuestas. Pedimos a los encuestados que incluyeran salarios, daños por picos de tensión y pérdidas de negocio.
¿Qué otras pérdidas habéis sufrido?
- Switches de red. (Esta ha sido una respuesta sorprendentemente común)
¿Cuánto tardasteis en recuperaros una vez volvió la electricidad? ¿Qué os retrasó?
- La electricidad volvió sobre las diez de la noche. Necesitamos dos horas más para realizar comprobaciones y arrancar manualmente algunos programas que no se inician automáticamente.
- Cargar los SAI (UPS) llevó más tiempo del que nos habría gustado.
- Para nosotros, la falta de conexión móvil hizo que la coordinación fuese especialmente complicada.
- La falta de información fue desmoralizante. A menudo íbamos al coche para encender la radio e intentar mantenernos informados.
Un simulacro ante futuros incidentes
Un incidente como el apagón europeo de 2025 pone en evidencia el papel crucial que tiene la infraestructura crítica en nuestra economía.
También ha aumentado la sensación de incertidumbre en la que vivimos actualmente, empujando a muchas empresas a reevaluar su resiliencia y a tomar más en serio la ciberseguridad.
Dado el clima geopolítico actual, da igual si la causa fue un ciberataque (lo más probable es que no lo fuera). Igual que con los simulacros de incendio, esto ha sido lo más parecido a experimentar los efectos de un ataque, y muchos se han dado cuenta de que no están preparados para cuando llegue “el verdadero”.